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martes, 8 de junio de 2010

FALACIAS ARGUMENTATIVAS

Falacias argumentativas

Una falacia o sofisma es, según la definición de Irving Copi, un razonamiento lógicamente incorrecto, aunque psicológicamente pueda ser persuasivo.
Las falacias se encuentran muy a menudo en presunciones no formuladas o premisas implícitas que no son siempre obvias a primera vista.
1. Germán es un buen jugador de tenis.
2. Por tanto, Germán es 'bueno', esto es, bueno moralmente.
Aquí el problema se encuentra en que la palabra 'bueno' es una palabra ambigua, lo que quiere decir es que tiene diferentes significados. En la premisa, se afirma que Germán es bueno en una actividad particular, en este caso tenis. En la conclusión, se afirma que Germán es bueno moralmente. Éstos son claramente significados distintos de la palabra 'bueno'. Aunque la premisa sea cierta, la conclusión puede ser falsa: Germán puede ser el mejor jugador de tenis del mundo y al mismo tiempo ser malvado.
Una variante humorística de la falacia de la ambigüedad:
1. Una hamburguesa es mejor que nada.
2. Nada es mejor que la felicidad eterna.
3. Por tanto, una hamburguesa es mejor que la felicidad eterna.
Este razonamiento tiene la apariencia de una inferencia que aplica transitividad en la relación «es mejor que», que en principio es posible, el problema está dado por el significado de nada. En este caso, es un ejemplo de ambigüedad semántica.
En: "Una hamburguesa es mejor que nada". La palabra nada significa: la ausencia absoluta de cualquier ser o cosa.
En cambio, en: "No hay nada mejor que la felicidad eterna". La palabra nada significa: no existe cosa que [sea mejor que felicidad eterna].
No hay que pensar en "ninguna cosa" como un objeto en si, sino como la abstracción de la "no existencia".
Ejemplos cotidianos:
1. El oro brilla.
2. Esta daga brilla.
3. Por lo tanto, esta daga es de oro.
Este es un ejemplo de falacia de afirmación de consecuente. Esta falacia tiene la forma:
1. P es Q
2. M es Q
3. Por lo tanto, M es P
Por definición, cuando un razonamiento es correcto y sus premisas son verdaderas, entonces su conclusión es verdadera. En este caso, tenemos que las premisas son verdaderas y la conclusión no necesariamente verdadera, ya que la daga puede ser de oro (siendo verdadera) o de otro material brillante como por ejemplo el hierro (siendo falsa). Por tanto, el argumento es incorrecto. La manera de saberlo es empleando contraejemplos que lleven al límite estas estructuras falaces.
Razonamiento hecho en forma incorrecta, que a pesar de ello está dotado de fuera persuasiva y apariencia de ser un buen razonamiento. Se distingue entre falacias formales e informales.

Falacias formales:

Son argumentos incorrectos por razón de su forma o estructura. Las falacias formales más comunes son:
- Afirmación del consecuente: consiste en repetir en la conclusión (tesis nueva) lo afirmado en sus propios fundamentos (bases). Por ejemplo: “El café estimula porque es un gran estimulante”, “Vamos a ganar porque somos los mejores”.

- La generalización precipitada: falacia que se comete cuando un escaso fundamento se toma como base suficiente para establecer una afirmación genera: “Todos los hombre son iguales”. Suele llamarse también Falacia por muestra demasiado reducida.

- La falsa analogía: cuando se extraen conclusiones de semejanzas irrelevantes entre dos fenómenos. Por ejemplo, afirmar que los loros “hablan” por el hecho de emitir sonidos semejantes a las palabras humanas.

- Falacia de la falsa causa: Falacia que se comete cuando se considera que algo es la causa de un determinado efecto por la simple correlación temporal (antes-después). Por ejemplo. “el día se levanta siempre después que la noche ha terminado” (la noche no es causa del día). Muchas supersticiones no tienen otro fundamento que esta relación temporal mal entendida causalmente. Ejemplo, los jugadores lanzan los dados de determinada manera sólo por superstición causada por el refuerzo de un éxito ocasional.

Cum hoc, ergo propter hoc: o la correlación o relación entre dos implica que uno es causa y otro efecto, que afirma que dos eventos que ocurren a la vez tienen necesariamente una relación causa-efecto. Se expresa de la siguiente manera: si ocurre A y correlacionadamente después ocurre B entonces A ha causado a B. Esta falacia hace una conclusión prematura de la causalidad incluso sin evidencias que la soporten.
Circularidad entre causa y consecuencia: Es una falacia lógica donde la consecuencia de un determinado fenómeno es llamada a ser también la causa principal. Esto es conocido como la falacia del huevo o la gallina que hace referencia al dilema de causalidad que surge de la expresión «¿qué fue primero, la gallina o el huevo?». Puesto que el huevo y la gallina se crean recíprocamente en ciertas circunstancias la respuesta es ambigua.
Ejemplo: Una circularidad en causa consecuencia muy conocida se encuentra en que uno no puede obtener un trabajo sin experiencia pero no puede adquirir experiencia sin un trabajo. Es decir, la experiencia causa el trabajo pero el trabajo también causa la experiencia.

Cabe aclarar que un razonamiento falaz no necesariamente posee una conclusión falsa; así como un razonamiento correcto o válido no necesariamente tiene una conclusión verdadera.
Los razonamientos falaces no son "falaces" por arribar a una conclusión falsa, sino por un error en su procedimiento. Podría decirse que una falacia es un razonamiento en que la conclusión no se deriva estrictamente de las premisas, aunque parece hacerlo.
La falacia lógica es un modo o patrón de razonamiento que siempre o casi siempre conduce a un argumento incorrecto. Esto es debido a un defecto en la estructura del argumento que lo conduce a que este sea inválido. Las falacias lógicas suelen aprovecharse de los prejuicios o sesgos cognitivos para parecer lógicas. Cambiándose a veces, el error inconsciente o involuntario por una manipulación deliberada.

Falacias informales:

Son argumentos incorrectos, no por su forma o estructura sino que por su contenido. Las principales son:

- Apelación a la fuerza: cuando la persuasión de la argumentación reside únicamente en la fuerza que posee quien propone el argumento. “Por la razón o la fuerza”, “La justicia es el derecho del más fuerte”

- Argumento dirigido contra la persona: es generalmente ofensivo. No se preocupa de la verdad de los argumentos, las razones o las tesis del adversario, sino que pone en cuestión o crítica a la persona que los propone. Ej.: “Usted no tiene autoridad para decir algo así”
Usar un ejemplo de la falacia del ataque personal o falacia ad hominem, esto es, afirmar que X es falsa atacando a la persona que la afirmó, en lugar de preocuparse de la veracidad de X.
No ocuparse de la validez de X, sino hacer un crítica moral al interlocutor (y de hecho es posible que el político esté de acuerdo con la afirmación). En este último caso, la falacia consiste en evadir el tema, dando sólo una opinión personal, no relevante, sobre la moralidad del otro.
- Falsa apelación a la realidad: No se apoya en razones son únicamente en alguna autoridad exterior al argumento. Invita a no confiar en el razonamiento propio sino sólo en el del que tiene autoridad. Por autoridad se entiende también la tradición, la mayoría, el grupo, etc. Por ejemplo: Una persona “famosa” opina de algo que no es su oficio. Si vemos a un cantante opinando de política, esta opinión ejerce una influencia persuasiva sobre las personas ingenuas.


- Apelación a la ignorancia: Consiste en creer que algo está demostrado porque no hay argumentos en contra. “Es razonable pensar que hay otra vista después de esta puesto que nadie ha probado lo contrario”

- Apelación a los sentimientos del pueblo o de la masa: Cuando se recurre a una terminología emotiva para provocar los sentimientos de la gente. “Todo el mundo lo dice”

Recurrir a las emociones o dirigido a las emociones: en esta falacia el locutor trata de manipular las emociones del receptor, más que usar argumentos válidos, para demostrar la validez o invalidez de los argumentos del contrario. Dentro de esta falacia se encuentran otras como, recurrir a las consecuencias, recurrir al miedo, recurrir a la culpa, recurrir al ridículo, recurso del victimismo y demás falacias en las que las emociones o estados subjetivos de uno o varios individuos se usan como argumento para demostrar la veracidad o falsedad de una aseveración. Especial atención para el recurso del victimismo en el que se mezclan el Argumentum ad hominemataques o argumentos sobre las personas y una apelación a las emociones.

- Argumentum ad populum, también llamado sofisma populista. Esta falacia es una variedad de la falacia ad verecundiam: consiste en atribuir la opinión propia a la opinión de la mayoría y deducir de ahí que si la mayoría piensa eso es que debe ser cierto. En cualquier caso muchas veces la propia premisa de que la mayoría piense eso puede ser falsa o cuando menos dudosa ya que, en muchos casos, dicha afirmación no puede ser probada más que con algún tipo de encuesta que no se ha realizado. En caso de ser cierto tampoco se justifica el razonamiento porque la mayoría piense eso.


- El falso dilema: Consiste en presentar dos alternativas como únicas salidas a un problema, cuando en realidad existen otras posibilidades. “Si estudio todo el día me aburro, si no estudio repito” (ignora la posibilidad de estudiar un tiempo adecuado)

- Argumentum ad verecundiam o falacia de la autoridad. Un ejemplo clásico es el Ipse dixit («Él mismo lo dijo») utilizado a lo largo de la edad media para referirse a Aristóteles. Un ejemplo más moderno es el uso de famosos en anuncios: un producto que deberías comprar/usar/apoyar sólo porque tu famoso favorito lo hace.
Una referencia a una autoridad siempre es una falacia lógica, aunque puede ser un argumento racional si, por ejemplo, es una referencia a un experto en el área mencionada. En este caso, este experto debe reconocerse como tal y ambas partes deben estar de acuerdo que su testimonio es adecuado a las circunstancias. Esta forma de argumentación es común en ambientes legales.
Argumentum ad verecundiam o apelar a la autoridad o argumento dirigido a la autoridad: Esta falacia lógica consiste en basar la veracidad o falsedad de una afirmación en la autoridad, fama, prestigio, conocimiento o posición de la persona que la realiza. Un tipo especial de esta falacia es la falacia argumentum ad crumenam donde se considera más veraz una afirmación porque la persona que la realiza es rica o por el contrario en argumentum ad lazarum porque el pobre o de menor clase quien la realiza. La veracidad de un hecho o afirmación no depende, en último estado, de la persona que la realice sino de las pruebas, evidencias o argumentos que se presenten.
• Conclusión irrelevante o ignoratio elenchi o refutación ignorante o eludir la cuestión: Es la falacia lógica de presentar un argumento que puede ser por sí mismo válido, pero que prueba o soporta una proposición diferente a que la que debería apoyar. Aristóteles creía que todas las falacias lógicas podían ser reducidas a ignoratio elenchi. También en algunos casos estas conclusiones irrelevantes son intentos deliberados por parte de manipuladores, expertos en falacias lógicas, de cambiar el asunto de la conversación.
Ejemplo: Pablo es un buen deportista y debe ganar la copa. Después de todo, es un buen tipo, ha donado mucho dinero y es miembro de una ONG. Las donaciones o preferencias solidarias no tienen que ver con el merecimiento deportivo de una copa. Tu quoque (‘tú también’ en latín), es un tipo específico de ignoratio elenchi porque se basa en que la premisa o consejo presentado por una persona es falsa porque esta misma persona no la sigue.
Ejemplo: «Thomas Jefferson decía que la esclavitud estaba mal. Sin embargo, él mismo tenía esclavos. Por lo tanto se deduce que su afirmación es errónea y la esclavitud debe estar bien».
- Argumentum ad silentio o argumento dirigido al silencio: Consiste en considerar que el silencio de un ponente o interlocutor sobre un asunto X prueba o sugiere que el ponente es un ignorante sobre X o tiene un motivo para mantenerse en silencio respecto a X. En relación con esta falacia, es necesario hacer referencia a la doctrina jurídico-procesal llamada «de los actos propios», por la cual, en una de sus aplicaciones más frecuentes, si una de las partes en un proceso no alega cierto hecho, dato, prueba o argumento disponiendo de trámite para hacerlo, se presumirá que carece del mismo. Por tanto, aunque lógicamente el argumentum a silentio o ex silentio es una falacia, porque el silencio de un interlocutor no puede tomarse como prueba de certidumbre de lo dicho por un interlocutor contrario, en el terreno de la pura retórica puede ser un indicio de falta de argumentos o de falta de capacidad para contrarrestar dialécticamente los argumentos expuestos por la adversa.
- Recurrir a la tradición o argumentum ad antiquitatem: Es una falacia lógica típica en la que una tesis es proclamada como correcta basándose en que ésta ha sido tradicionalmente considerada correcta durante mucho tiempo. En definitiva, «esto es correcto porque siempre se ha hecho de esta manera»




- Anfibología: Es un tipo de falacia del lenguaje que se da cuando se emplean frases o palabras con más de una interpretación, o cuyo significado puede cambiar en función de si se insertan comas o pausas. También fueron usadas por el Oráculo de Delfos. Ejemplo: «Persas, quedaos en vuestra casa». Tiene dos interpretaciones: «Persas, quedaos en Persia» o «¡Persas! Griegos, quedaos en Grecia». Ejemplo: «Si luchas con puntas de plata, un gran reino será vencido». Pero, ¿qué reino será vencido, el enemigo o el propio?
- Evadir la conversación o eludir la cuestión: Es un razonamiento que se supone tendrá que responder a un tema determinado pero en lugar de hacerlo, narra o explica aspectos distintos. La mejor manera de hacerlo es explicar y narrar extensamente algo anexo a la respuesta pero que el espectador viera con buenos ojos. Es decir, si la pregunta es sobre una supuesta corrupción fiscal. La respuesta sería hablar sobre lo buena persona, eficiente, honrada que es tu familia en casa.

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